Con Alta fidelidad en la cima de las novelas de rock, desde una tienda de vinilos y a través de los amores y desamores de un melómano, cualquier otra ficción sobre el asunto tiene muchos votos de quedarse rezagada. Le ocurre a LA CALLE GREAT JONES (Don DeLillo), publicitada con reclamos del estilo “la novela definitiva del rock”. Nada más lejos de la realidad. DeLillo no me entra y en esta obra primeriza rescatada por las editoriales atraganta la falta de empatía con un joven rockero que huye de la escena y se refugia en el anonimato. Apuntes secundarios atraen más que una trama atascada en una supuesta trascendencia pedante. Por New York también transita durante buena parte de la historia, entre juergas sexuales y etílicas sin control, el protagonista de DINERO (Martin Amis), monologuista antipático al timón de una elocuente escritura, descarnada y arrogante.
Baltimore, atroz
hogar de The Wire, examinada desde diferentes ángulos en la interesante obra
colectiva THE WIRE, 10 DOSIS DE LA MEJOR SERIE DE TELEVISIÓN, acoge también a
la familia retratada en REUNIÓN EN EL RESTAURANTE NOSTALGIA (Anne Tyler), melancólico
viaje a través de las décadas por las infelicidades cotidianas y los conflictos
generacionales.
En los ojos de
una niña desfila el universo sórdido y cruel descrito por Rosa Montero en BELLA
y OSCURA, reafirmación de la pasión de la autora por la escritura, aunque proclive
a la exageración descriptiva de personajes y precipitada en su desenlace. Para
un público joven se desvía Ian McEwan de sus tramas profundas en EN LAS NUBES, entrañables
episodios imaginativos de un singular niño con la asombrosa capacidad de
abstraerse de una realidad menos divertida.
LA VIDA PARA
PRINCIPIANTES, UN DICCIONARIO INTEMPORAL (Slawomir Mrozek) culmina con sus
anecdóticos e irónicos ejemplos de conceptos universales un mes, como todos, dedicado
a la evasiva devoción por las lecturas.
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