He aquí una frase para enmarcar en el escritorio, para grabar en la madera, socios lectores, compañeros escritores:
“Planto los árboles porque alguien que se dedica a la
escritura debe restituir al mundo algo de la madera abatida para imprimir sus
libros”
No me quedo con
las frases de los libros, aquellas frases que el autor en sus reflexiones y
divagaciones o en los pensamientos y diálogos de sus personajes, lanzan para profundizar
en grandes cuestiones y comportamientos capitales, para sentar cátedra o aparentar
sapiencia. De todo hay… aunque las grandes frases las decimos todos los
mortales en cualquier momento de nuestras vidas. No retengo esas frases de los
libros, ya digo. Es cuestión de memoria. La tengo en buena forma para otras
cosas pero me resbala al conservar voces habladas o escritas en películas y
libros. Conozco a quien la tiene prodigiosa y escupe frases de grandes obras
como si él o ella mismos las hubieran pronunciado. No me gustan las frases
lapidarias que ahondan en lo absoluto o lo abstracto; me quedo con sentencias
sencillas que encierran las verdades cotidianas. Y hoy me quedo con esta frase.
En El crimen del soldado, primer contacto con el napolitano Erri de Luca,
(lejana recomendación de Begoña), me dejo devorar por los detalles atrapados y
el emotivo lirismo del autor, del que una decena de frases merecen ser recordadas.
Yo guardo esta frase, sé que de ella no me olvidaré.
“Planto los árboles porque alguien que se dedica a la
escritura debe restituir al mundo algo de la madera abatida para imprimir sus
libros”
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