domingo, 29 de noviembre de 2015

ANTIHÉROES. CONEJO Y MAXWELL SIM

Los antihéroes son más simpáticos. Quienes creemos que lo heroico es acabar los días con pequeños logros cotidianos y humildes satisfacciones nos sentimos más próximos a ellos, a sus miserias y angustias, a sus problemas y debilidades. Los libros me descubren antihéroes cercanos. Cojamos a dos, por ejemplo, surgidos de la prosa penetrante y detallista de John Updike y de la pluma ligera y entrañable de Jonathan Coe: Harry 'Conejo' Angstrom y Maxwell Sim.

El Conejo de Corre, Conejo, primer libro de la serie de su personaje, escrito en 1960, añora su heroico pasado como jugador de baloncesto y, casado y con hijo, abandona a su esposa alcohólica y frustrada en busca de emociones que ni él mismo sabe si le darán soluciones a su insatisfacción ni cree que sean las convenientes. Conejo es caprichoso, egoísta, indeciso, cruel. No despierta simpatías, no, pero en algún momento su creador consigue que con su patética flaqueza inspire lástima.

En La espantosa intimidad de Maxwell Sim, su personaje está hastiado. Separado, solo, sin ánimo para trabajar. Añora una felicidad que le transmite la escena de una madre con su hija comiendo y hablando en un restaurante y se embarca en un ridículo asunto laboral que le hace detenerse en busca de personajes e historias de su pasado para descubrir secretos y encontrar con ellos, una estrecha vía hacia esa felicidad soñada. Coe, con su escritura tan simple y real, por cierto, es un retratista sagaz de las delgadezas humanas, y se convierte ya en uno de esos escritores de los que pretendo completar su obra.

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