Sepultado
el diálogo autocomplaciente y empalagoso de los tipos literarios de
Marías, necesitaba
personajes más reales y cercanos que se expresasen con claridad, con
humanidad y, sobre todo, normalidad. Los encuentro en Postales de
invierno (1976),
la primera novela de la norteamericana Ann Beattie, descubrimiento
que me entrega Libros del Asteroide. La autora, voz
de la generación del posthippismo, maneja
a Charles, un inadaptado, hijo de los años sesenta que añora
aquella década y no se reconoce en los setenta. Un enamorado
empedernido de una mujer casada con la que sus deseos parecen
cada día más inalcanzables. Un hijo resignado
a los desvaríos de una madre ida y a los patéticos intentos de
buenrollismo de su padrastro. Amigo
de un parásito desempleado, hermano de una hermana en inestable
crecimiento.
Hay
conversaciones directas en este libro, llamadas telefónicas,
desplazamientos en coche y constante frío en el ambiente y las
emociones. Sorprende y
agrada la facilidad
con la que Beattie encadena
conversaciones largas y auténticas, sin rodeos pero con mucha vida
íntima encerrada, con amargura y dolor.
Y lo hace en la voz principal de hombres desubicados
y nostálgicos, encadenados a vidas
estancadas en el invierno en mitad de la búsqueda del
amor. Brillante frescura.
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