Pues eso, que
Banville/Black cayó este mes con otra lectura, la de la sobrevalorada La rubia
de ojos negros, un ejercicio de respetuosa nostalgia al universo de Raymond
Chandler con tanto lustre exquisito en su forma como simpleza en su fondo.
Otras
decepciones: A la deriva, primera incursión en Penelope Fitzgerald, un lejano
premio Man Booker sobre la supuesta experiencia traumática de quienes toman las
barcazas del ría Támesis como forma de vida. Una pena en observación, reflexiones
desesperadas y honduras en la consistencia de la fe que hace C.S. Lewis tras la
muerte de su esposa, adaptadas magistralmente en el film Tierras de penumbra pero
insistentes y en exceso compasivas en la novela corta del autor.
Por el contrario,
estimulantes descubrimientos: La camarera, relato alienante del alemán Markus
Orths sobre la fusión obsesiva de una limpiadora de hotel con la vida de los
inquilinos de las habitaciones. Y Léon y Louise, obra nostálgica, sin caer en
el pasteleo ni en la facilidad de recursos, sobre las azarosas travesías que
por separado recorren dos personas llamadas a amarse de un modo ajeno a lo
convencional en un largo periodo que cubre las dos guerras mundiales; firma con
ternura y elegancia el suizo Alex Capus.
Dos lecturas en
inglés. Desde el comienzo del año fui leyendo poco a poco, hasta terminar este
mes, uno de esos libros sobre crímenes verdaderos tan consumidos en UK y USA. Es
el denso repaso a la atroz figura de Ted Bundy, ejecutado por el crimen de una
treintena de mujeres en los años setenta. Su amiga y escritora Ann Rule escribe
The stranger beside me, con profusión de detalles, rigor analítico y ardiente sinceridad.
El músico Dave van Ronk y Elijah Wald convirtieron en obra la radiografía del
Greenwich Village de los años explosivos del folk americano. Desfilan artistas
de primera y segunda categoría, anécdotas y ambientes generosos en detalles y
tipos entrañables: honesto, pasional y divertido, The mayor of MacDougal
Street.
No hay comentarios:
Publicar un comentario