"Todos los vagabundos estamos hechos así. Nuestra ansia de errar y vagabundear es en gran parte amor, erotismo.”
Una tarde entras en un viejo mercadillo, te recreas en los lotes de libros usados a ver qué curiosidad encuentras y te decides por volver a Hermann Hesse, a quien hace tiempo que no lees. Apuestas por El caminante, del que no sabes nada. La editorial ya no publica, el libro está gastado y le bailan dos hojas. Te enteras de que son prosas, poemas y acuarelas del autor. La única referencia es el texto trasero… y descubres que tú apareces en el libro, que tú eres el peregrino que ama el amor y el camino, los paisajes y las gentes humildes, las aldeas y puentes, la rectoría, la granja, las montañas, los árboles… el caminante que se enfrenta a sí mismo, entre las comodidades y las incertidumbres de su ruta, y que añora la patria mientras la encuentra en los pasos que va dando. Este librito es una rara maravilla.
“El mundo es más
hermoso. Estoy solo, y la soledad no me hace sufrir.”
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