jueves, 21 de mayo de 2015

EL LOMO AMARILLO DE LOS LIBROS


Qué maniáticos y tozudos somos cuando nos ponemos a leer. Unos subrayamos líneas, frases o escribimos ideas en los márgenes de los libros; otros no queremos ni una arruga en las páginas o que ni una miga de pan quede aplastada entre palabras. Unos alternamos a un autor con una autora, a un americano con un europeo, a un vivo con un muerto; otros saltamos de pluma en pluma dejándonos llevar por una recomendación o por la intuición. Unos somos fieles a una editorial o a una colección, nos transmite confianza su diseño, su apariencia, y sobre todo su catálogo de autores; otros nos sumergimos en ejemplares antiguos de casas muertas. 


Leo la reseña de un libro olvidable cuyo firmante confiesa su afinidad por los Panorama de Narrativas de la editorial Anagrama, esos libros de color amarillo y letras negras con una imagen debajo del título y el nombre del autor. Me uno a esa debilidad leal y caprichosa por escoger lecturas entre los 900 títulos que lleva publicados Anagrama en esta colección desde tiempos remotos. Hará 22 o 23 años que compré mi primer libro, una novela de Nabokov, a la que siguieron otras del mismo autor. He leído 134 PN de Anagrama desde entonces, ofrecidos por esta colección o leídos en una colección paralela de la misma casa. En este tiempo, gracias a estos libros, he conocido a grandes autores como Schlink, Hornby, McEwan, Highsmith, Auster, Capote o Ishiguro. Y los que faltan.

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