miércoles, 19 de octubre de 2016

CRÍMENES. LA ELASTICIDAD DE LA JUSTICIA



¿Cómo de grave es el daño como para penar con severidad un crimen? ¿Merecen condena aquellos criminales que han cometido un delito empujados por fuerzas desesperantes ante situaciones personales insostenibles? Son solo dos preguntas entre las muchas que sugieren los once casos reales narrados por Ferdinand von Schirach en su primer libro, Crímenes. El jurista alemán (conocía su obra y no había leído nada hasta ahora) es un agudo y eficaz narrador. Recrea con concisión, con el rigor de un buen reportaje periodístico y la distancia justa para no juzgar los hechos, un manojo de casos que pasaron por su despacho. Fueron crímenes brutales, salvajes, macabros o incluso intentos que no acabaron en crímenes por poco; y sus autores (los que clavaron el puñal o los que fueron acusados de haberlo hecho sin que hubiera pruebas del todo evidentes) se vieron arrastrados a acciones violentas heredadas de su entorno o forzadas por el capricho de las circunstancias. En todos, la complejidad para extraer un veredicto pone de manifiesto lo resbaladizo que es interpretar los actos de los hombres cuando se someten a la Justicia, tantas veces ajena a la miserable fragilidad del ser humano.

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