Siete páginas veraniegas y un
puñado de vidas escogidas al azar: hombres encarcelados en su incapacidad de diferenciar
el engaño de la sinceridad, madres mayores que pierden la capacidad de amar,
padres enclaustrados en su hermetismo permanente e hijos que anhelan diálogo, viajeros
solitarios, parejas descompensadas. Unos y otros transitan por las historias y
preguntas con las que el elegante escritor alemán trata de descifrar el
organismo vulnerable de las personas y la insignificancia de sus vidas. Siempre
en verano, cuando abrimos paréntesis y nos preguntamos si los que se toman un
descanso somos nosotros, de hueso y carne, o nuestros espíritus.
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