viernes, 21 de septiembre de 2018

LEER O NO LEER A LEMAITRE

Esto nunca me había pasado: interrumpir por unos días, por unas semanas, la lectura de un libro que me está gustando, que me tiene agarrado por sus páginas y no me suelta, y que al mismo tiempo provoca en mí repulsión por lo que cuenta, por la inhumana estrategia con que su autor me tiene encadenado a su historia. Pues sí, por unos días y dos lecturas intermedias he tenido que abrir un paréntesis en Vestido de novia, novela negra de Pierre Lemaitre al margen de su brutal saga policial con el comisario Verhoeven como protagonista. 

No es la primera vez que creo que Lemaitre no está bien de la cabeza. Me atrevo a pensar que en el pasado le hicieron sufrir demasiado y tuvo que dejar atrás duros traumas de angustia y dolor para que en sus obras se ensañe con sus protagonistas hasta límites insoportables. Hasta esos extremos creo que llega uno de los personajes centrales de esta novela con el otro. Llegados a un momento de inevitable fatalismo argumental, en el umbral de un desenlace que se avista todavía más cruel de lo que hasta ahora hemos leído, he tenido que cerrar el libro y darme un respiro.

Días después, retomado Lemaitre, Vestido de novia se convierte en un macabro juego de locuras y obsesiones que aplastan la realidad y diluyen la razón. ¿Hasta dónde es capaz de llegar el ser humano para culminar una venganza? ¿Hasta cuándo puede resistir para agarrarse a la vida? Un mal trago delicioso.