Nos
regalamos hoy un libro. No porque el libro pertenece a este día (que también), sí
porque el día es nuestro. Aquel día, este día, comenzó todo. Arrancamos el
envoltorio y dejamos pasar las páginas para que su olor nos llegase en un
soplo. El de ella, el de una autora descubierta hace poco que se ha revelado
conmovedora (de madres y hombres); el mío, el de un narrador entrañable de la querida
Irlanda que tenía descuidado. En un bazar de viejo encuentro una novelita
deliciosa leída hace unos años que propone algo tan noble y apasionante como
engancharse a la lectura. La reina Isabel II de Inglaterra descubre de
casualidad el irresistible encanto de conocer y aprender a través de los libros
y poco a poco, aburrida en su mundo de protocolos y apariencias, se va convirtiendo
en una peculiar y cada vez más ambiciosa lectora. Una lectora nada común, del
escritor y dramaturgo británico Alan Bennett. Feliz día.
Papel, pantalla no.