miércoles, 26 de diciembre de 2018

UN PEQUEÑO BALANCE

Muchas lecturas, con variedad de géneros (novela, ensayo, colección de relatos, cómic, biografía), han pasado por mis manos este año, a la luz de las lámparas o del sol y en el recogimiento de un café o del cuarto de baño. Lo bueno se celebra, lo no tan bueno nos llena los momentos vacíos, y lo peor también merece ser juzgado. Un pequeño repaso para dejar constancia.


Mis tres lecturas preferidas:
-Ventanas de Manhattan, de Antonio Muñoz Molina 
-Conviene tener un sitio adonde ir, de Emmanuel Carrère
-Una chica sin suerte, de Noemí Sabugal

Mis tres lecturas decepcionantes:
-Conversaciones entre amigos, de Sally Rooney
-Yo por dentro, de Sam Shepard
-Te están robando el alma, de Ian Svenonious

Autor(es) que dejaré de leer: Patrick Modiano, William Trevor

Autor(es) que volveré a leer: Colum McCann, Ignacio Martínez de Pisón


El mejor reencuentro: Patricia Highsmith (y Hanif Kureishi)

El mejor descubrimiento: Mircea Cartarescu

Mención especial: Gainsbourg: Elefantes rosas, de Felipe Cabrerizo

martes, 18 de diciembre de 2018

DEL PAPEL A LA PANTALLA (SOCIEDADES LITERARIAS)

Hay una tendencia a proclamar que el cine desvirtúa la literatura cuando la pantalla adapta el papel y se sirve de su mundo creado con la pluma para trasladarlo a un mundo parecido sobre un guión y mostrado con las cámaras. "Prefiero la novela". "El libro es superior". "La película no recoge la esencia del libro"... son algunas sentencias comúnmente oídas en los juicios comparativos.

Son más las películas que he visto tras haber leído la novela en la que se basan que los libros leídos después de haber visto el film que los adapta. En la mayoría de las veces me encuentro con que la obra cinematográfica sufre carencias que enriquecían la obra literaria, aunque el resultado sea más o menos satisfactorio. Conviene tener presente que libro y película son vehículos distintos y que el viaje no se vive de la misma manera, sobre todo si la adaptación del primero se permite licencia temporales y argumentales. La imaginación que brota de las páginas desaparece en la pantalla, que nos ofrece una visión generalmente distinta de que antes surgió en la intimidad de la lectura.



Un ejemplo, el más reciente, que me permite además dejar unas líneas sobre un popular libro que acaba de ser llevado a la pantalla: La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey. Un hábil best seller epistolar, entrañable sin caer en la blandura, emotivo sin excesos, costumbrista sin tópicos. Cierras el libro y deseas saber más, continuar al lado de los personajes. Única obra de Mary Ann Shaffer, a la que su sobrina Annie Barrows ayudó a concluir antes de su muerte en 2008. La película, estrenada hace poco y dirigida por Mike Newell, traduce las cartas que contiene todo el libro en una narración artesana y sin muchas florituras, de factura correcta, bien interpretada, que repite la atmósfera literaria pero carece de detalles jugosos originales que, por otra parte, no habrían aportado mucho o nada a la versión cinematográfica.

Papel y pantalla. Hermanadas pero diferentes.

domingo, 2 de diciembre de 2018

ORGULLO DE CIUDAD LECTORA

"Andamos todos por ahí como feriantes: ‘Compren este libro’; pero a A Coruña todos queremos venir porque sabemos que hay lectores". Decía esto Rosa Montero el otro día en mi ciudad en un acto literario, un encuentro con escritores y público en una sala abarrotada que los escuchaba y aplaudía, con el respeto y la admiración final de unos cuantos de esos lectores confesado ante la propia escritora para que le firmase un libro comprado o le escuchase un halago. Me complace que Montero asocie mi ciudad al gusto y la buena costumbre de la lectura, algo que semanas atrás admitía también, con palabras parecidas, Eduardo Mendoza. En un periódico leo además que nuestra ciudad tiene en la actualidad 21 clubes de lectura y 92.000 socios en sus bibliotecas públicas. La fuerza de todos, adscritos a cualquier género o a cualquier debilidad literaria, atados a un libro cada día en las horas vivas y en las horas muertas, hace fuerte a cada uno de nosotros, a cada lector.