jueves, 7 de noviembre de 2013

LA COLÓN



El que resiste vence, creen algunos. Según… La Colón, entrañable librería de este y de otro tiempo, resiste. A la huida de lectores, a los bolsillos vacíos, a los alquileres por los cielos, a la hostelería que la esconde. En fin, se trata de resistir. Y de momento, ahí está, viva en una nueva calle, con la puerta abierta y ahora con un café al fondo, mientras lees un libro. Y todavía hay lectores y clientes fieles.

Allí, en la calle Real, compre mis primeros libros de cine y de música, recorrí hasta el alto techo las viejas estanterías de madera con sus libros ordenados por editorial. Los Cátedra para el bachillerato, los Anagrama de Narrativas, después los Compactos, Tusquets, Taschen… Las chicas que allí trabajaban me recomendaban libros o yo les pedía consejo. Compraba o regalaba. En la calle Olmos siguió la tradición en menos espacio. Menos oferta pero más selecta. Cambiaba el escaparate cada semana, se hacía temático, y una vez llegó a pasar allí la noche una mujer leyendo, ajena al paso de los viandantes. Yo seguía comprando, encargando, leyendo, entrando a mirar las novedades o a escuchar las conversaciones, a oír a las hermanas hablar de libros, de sus últimas lecturas.

Y seguiré en San Andrés, en la Nova Colón. La Colón. En busca de un libro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario