miércoles, 23 de septiembre de 2015

ESCRIBIR. COMBATES CON LA PALABRA


Parece tan fácil, sí, pero peleamos constantemente con el lenguaje para comprendernos y hacernos entender. El lenguaje, el ente de la comunicación, nos hace y rehace.

Cuatro años atrás registras reflexiones en un papel: pensamientos cruzados procedentes de emociones cambiantes. Luego las escribes en dos, en tres folios, en varias páginas. Recibes ideas nuevas que emanan de fuentes diversas, que se rozan y se apartan hasta confluir en el mismo cauce. Tienes un hilo conductor, y después una trama, y varios personajes que entran y desaparecen, y anécdotas sueltas. Un caldo de variados ingredientes que terminas de cocinar con el aceite, el ajo y la sal del lenguaje.

Escribo para ser yo. Para tratar de entenderme y algún día compartirme. Cuatro años he tardado en parir una nueva criatura de papel, sangre de mí. A rachas, despacio, deprisa, fluido, atascado, eufórico, desanimado, apático, entusiasmado, entre pilas de libros que son el motor de mi escritura.

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