miércoles, 7 de junio de 2017

UNA VIDA. MI MADRE

Yo, tú, nosotros, nuestras familias, los vecinos, la gente que nos acompaña a diario en el trabajo o de camino al trabajo… quizá merezcamos unas líneas que pasen por nuestras vidas, por estas nuestras vidas que puede que no sean dignas de comentario, por momentos y experiencias carentes de sacrificios, gloria, grandes esfuerzos o heroicidades. Podemos contar nosotros esas vidas o dejar que las cuenten por nosotros, desde el anonimato que nos cobija o en la escritura de quien llegue mucho más allá de la privacidad, de quien dé luz a nuestras vidas contadas. Para que alguien sea conocedor de ellas, para que rindamos cuentas con nuestro pasado.
 
Richard Ford escribió el texto autobiográfico Mi madre en poco más de 70 páginas. Las suficientes para contar magistralmente la larga vida triste, anodina, más bien vacía, conformista de su madre; alguien a quien la maternidad le llegó de sorpresa sin estar nunca preparada para la felicidad, pero una madre, una madre, a la que decir 'te quiero'. Por esas pocas páginas, en las que el autor admite no recordar o no conocer detalles de su madre y de sus padres que en realidad poco importa saber, se deslizan silenciosas, atrapadas por los ambientes que Ford describe en relatos como los de Rock Springs o novelas como Canadá, salpicaduras de la vida de una madre a los ojos de su hijo, desde los primeros viajes en coche a las necesidades finales de cuidados, la distancia y el abrazo. Suficiente para comprender la misteriosa verdad de las cosas que importan.

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