miércoles, 2 de agosto de 2017

TAN POCA VIDA, TAN EXTENSA NOVELA


Este post retoma otro publicado a finales de mayo, cuando empecé a leer Tan poca vida, una aclamada novela de Hanya Yanagihara de 1.004 páginas que hizo que me preguntase hasta qué punto es necesario escribir tanto, contar tanto. El libro, finalista del Man Booker Prize en 2015, una de esas obras vastas en volumen y trascendencia argumental, me costó terminarlo (hace una semana) por varias razones. Por su extensión y por la dureza de la historia que cuenta, principalmente. ¿Grata experiencia? No ¿Ingrata? Tampoco.


A ver, tratando de no estropear nada a los más atrevidos e interesados: cuatro amigos a lo largo de unos cuarenta años en Nueva York, ambiciosos, exitosos, unidos unos y distanciados otros; uno de ellos, el principal personaje, sobrevive a una infancia atroz, insoportable e inhumana, y progresa brillantemente pero se autolesiona de forma compulsiva hasta límites intolerables a consecuencia de los horrores que ha padecido y de los miedos que le asaltan en la vida adulta.


Mil páginas son, en este caso, excesivas. Eso creo. La autora, hábil, cruda y a la vez sensible, peca de reiteraciones al profundizar en el dolor que arrastra su protagonista y se regodea con repeticiones en el detallismo de sus relaciones personales más cercanas. También parece exagerar al describirnos seres demasiado bondadosos y tipos asquerosamente deleznables. Tremendamente dura es la historia como para alargarla hasta el incómodo cansancio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario