martes, 10 de julio de 2018

UN LIBRO Y UN MÓVIL


Por la mañana, la hora del desayuno. La terraza de un café, una madre y su hija ocupan una mesa. La madre está concentrada en la lectura de un pesado libro que ha abierto por la mitad. La hija se concentra en la pantalla de un móvil y sus dedos saltan nerviosos sobre el cristal. Las observo dos minutos. Dos minutos en los que no se dirigen la palabra, en los que solo importa la descripción de un paisaje o el diálogo entre dos personajes y la nueva fotografía colgada en una red que mendiga un comentario. Me voy.


Quiero pensar que por la noche la madre seguirá atrapada por el grueso tomo que lleva consigo para leer en el desayuno. Quiero pensar que su hija habrá apagado el móvil y que abrirá un libro para perderse en su mundo nuevo antes de dormirse.

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